La Princesa y El Sapo

Este fin de semana fuimos a ver La Princesa y El Sapo. Dirigida por John Musker y Ron Clements, la misma dupla que hizo La Sirenita, Aladdin y Hercules (entre otras) y con John Lasseter supervisando el proyecto, esto para mi era un gol cantado.

Cuando la Disney ya se había dado por vencido con la animación en 2D, John Lasseter y Ed Catmull, ambos capos y fundadores de Pixar que ahora también están en los puestos más altos de Disney, decidieron que el genero no podía morir y que si alguien debería revivirlo, debía ser la misma empresa que lo llevó a su punto más alto.

La película rebosa del amor, respeto y la pasión de sus creadores por este tipo de animación tradicional, mostrando imágenes increíblemente hermosas, sin que se vean antiguas. Ambientada en la romántica New Orleans de 1920 y con música de jazz, jump blues, swing y hasta algo de calypso, la película nos presenta una nueva princesa para la corona de Disney.

Visualmente, La Princesa y el Sapo continúa con el estilo de clásicos como La Dama y El Vagabundo, pero perfeccionándolo y renovándolo en su máxima expresión.

Y al mejor estilo del cual Lasseter hizo una marca registrada en Pixar, esta no es una princesa más. Tiana, la protagonista, no está esperando a un príncipe azul que la salve económica y amorosamente hablando. En cambio, su padre le inculca desde chica que puede soñar con llegar a una estrella, pero que para eso tiene que trabajar duro.

Realmente la disfrutamos con mi familia de principio a fin, y sin dudas se la voy a comprar a mi hija en cuanto salga en DVD. Ampliamente recomendable. Vayan a verla al cine.

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